martes, 16 de octubre de 2007

La prueba del rey (3er. FRAGMENTO)


Querido pueblo,


No ha habido día en mi vida en el que no haya dado gracias a los dioses por permitirme ver el día de hoy. Por dejarme contemplar a mi pueblo, que goza de paz y buenas cosechas, repleto de la gloria que ha alcanzado incluso fuera de nuestras fronteras, gracias al justo y valiente rey que ha sido mi padre.

El niño guerrero que late en mi corazón desde que tengo edad para blandir una lanza, hoy debe convertirse en un hombre.

Para guiaros con justicia y fortaleza de espíritu, abriéndoos el camino del futuro tan sabiamente como mi padre, debo afrontar esta última gran prueba.

Os ruego que recéis con fuerza a los dioses, para que me otorguen los dones que les otorgaron a mis antepasados, para que mi fe en vosotros nunca flaquee y así poder guiaros a las posiciones más altas de grandeza, esplendor, grandiosidad y fuerza, con las que se merece relacionarse nuestro gran pueblo.

¡QUETZALCOATL! ¡Que tu nombre sea respetado siempre por este, tu pueblo amado: el valeroso pueblo de los Itzaes!
¡QUETZALCOATL! ¡Abanícanos suavemente con tus plumas, para que seamos un huracán en las batallas!
¡QUETZALCOATL! ¡Roza con tu lengua nuestros campos, para que los cultivos nunca se sequen!
¡QUETZALCOATL! ¡Cuida de que el nombre de Itzaes sea recordado siempre con respeto!"


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