martes, 30 de octubre de 2007

Que mala leche tienen algunos...

Que el Clan de los españoles, subespecie del Homo Moderno, se siente inclinada a mandar, a recriminar y a criticar, es un hecho comprobable en Telecinco, esa cadena "amiga", que nos golpea todas las tardes dentro la caja tonta que sólo habla de tonterías.

Pero que ya se fije en chorradas, parece una evolución natural de esta desviación. Y lo digo porque parece ser que empieza a estar mal visto dar de mamar a un bebé.

Mirar lo que les dice Mi Salvaje Hija a todos los piensan así:


Esos tendrían que darse un paseo por mi poblado natal y comprobar la tranquilidad que reina cuando las mujeres dan de comer a sus vástagos. Ni lloran ni hacen ruido, querida directora. Es más, se quedan plácidamente dormidos y lo peor que se puede hacer es no darles de comer cuando lo piden. Menuda la que montan, queridos seguratas.

¿Se trata, tal vez, de encerrar a las madres durante la lactancia, para que los demás no veamos la horrible escena que se monta cuando una madre da de comer a su hijo?
¿Se trata de no salir de casa en 4, 5 ó 6 meses, lo que dure la lactancia, para que les salgan alas de polilla?
¿Se trata, más bien, de esa ansiedad por querer mandar o por figurar, tan extendida entre la gente de ciudad, que sale a flote a la mínima ocasión?

Entre los de mi raza (los Salvajes) se considera un privilegio y un placer dar de mamar a un niño. De hecho, es una de las escenas más tiernas que nos puede regalar nuestra Madre Naturaleza y es un acto que debería estar protegido, no perseguido.

jueves, 25 de octubre de 2007

La prueba del rey (4º FRAGMENTO)

Me doy la vuelta despacio mientras una ensordecedora algarabía pone el broche final a mi discurso. Me acerco a la puerta que uno de los sacerdotes me indica con el brazo. La entrada al templete que me señala presenta un claroscuro que no deja entrever nada del interior. No sé lo que me espera pero pongo un pié dentro del templete con firmeza y entrego mi cuerpo a la oscuridad de sus entrañas.

De pronto, nada escucho. Todos han callado repentinamente, probablemente motivados por una señal de los sacerdotes, como manda la tradición y el rito: una vez traspasado el umbral de la entrada, el rey debe enfrentarse completamente sólo a la prueba, sin siquiera un atisbo de aliento de los suyos.

Sigo avanzando a ciegas, intentando acostumbrarme a la oscuridad, para poder controlar mi inquietud. Tengo los músculos tan tensos que hasta un jaguar, que en este instante saltara sobre mí, seguramente rebotaría.

De repente, no siento el suelo bajo mis pies. Una sensación de vértigo se apodera de mí y noto que caigo irremediablemente. El agujero por el que he sucumbido se abre y una luz de antorchas me descubre una inmensa estancia abovedada.

Todo ha sido muy rápido pero, antes de que mi cuerpo impacte contra al suelo, me da tiempo a maldecir mi torpeza, imaginándome ya las fauces abiertas de AH PUCH, esperando devorarme ávidamente, sin haber sido digno de gobernar, ni un solo día, a mi pueblo.

Inesperadamente, el suelo frena mi caída con viscosidad. Aunque atontado por el golpe, me doy cuenta de que mi cuerpo se ha quedado clavado en un barro fangoso y frío, que me rodea completamente.

Parece que AH PUCH tendrá que cerrar sus mandíbulas y esperar un poco más todavía antes de deleitarse con mi carne muerta...

martes, 23 de octubre de 2007

La extinción del hidalgo caballero español

El Buen Salvaje asiste perplejo a un cáncer que está devorando España de cabo a rabo. El tradicional carácter español, noble y generoso, se está tranformando en estúpido, soberbio y violento.

Para muestra, este botón.

Pero esto no es más que la consecuencia de lo que está en boca de todos los españoles todos los días. A veces incluso me sorprenden algunos conocidos que se autoproclaman cristianos, que van a misa prácticamente todos los días y que no entienden nada de lo que proclamó Jesús.

NO ES CRISTIANO CRITICAR, INSULTAR, DESPRECIAR O EXIGIR LA EXPULSIÓN DE PERSONAS DE OTROS PAÍSES QUE VIENEN AQUÍ A BUSCAR UNA VIDA MEJOR.

Ni siquiera es de buena persona.

¿Qué fue de la hospitalidad o de la caridad españolas? ¿qué fue de aquel hidalgo caballero?

Y, claro, luego pasa los que tiene que pasar: que nos sorprendemos de que nuestros hijos se dediquen a dar patadas por ahí a inmigrantes...

jueves, 18 de octubre de 2007

El maestro esta cansado


El gran escritor español Miguel Delibes afirma que ya no escribe porque no le quedan fuerzas para escribir.

En concreto, avala esta afirmación con la siguiente, llena del sentido común que le otorgan sus más de 60 años como escritor y sus 87 años de edad:
“A cierta edad, cuando la salud se mueve, es a peor
Con que sencillez y claridad habla este hombre. Tal y como escribe.

Recuerdo cuando en el colegio nos obligaban a leer a “los clásicos”: El cantar del mío Cid, Cervantes, Calderón de la Barca, a la "generación del 27", Pío Baroja, Unamuno, Juan Ramón Jiménez y su burrito Platero,… De todos ellos, el único que releí varias veces fue El camino, de Miguel Delibes, que se enganchó tanto a mi alma como un pegote de brea marina al pie.

Incapaz de despegarme de su prosa, he seguido leyendo todas sus obras: La sombra del ciprés es alargada, La hoja roja, Las ratas, Viejas historias de Castilla la Vieja, Cinco horas con Mario, El príncipe destronado, La mortaja, Señora de rojo sobre fondo gris, Diario de un jubilado,…


Y todavía me aguardan muchísimos títulos más de su prolífica y exquisita carrera.

Siempre me ha sorprendido que en ninguno de sus escritos he encontrado atisbo alguno de mediocridad: Ni sobra ni falta una sóla palabra. Su ritmo narrativo se apropia de los párrafos y la gramática que utiliza es perfecta, propia del gran académico que es, ostentando la letra “e” minúscula en la Real Academia de la Lengua, cátedra desde la que dio un magnífico y ecologista discurso, en su toma de posesión, titulado “El sentido del progreso desde mi obra”.

También es un hombre con una ternura envidiable, de esa que sólo tienen unos pocos privilegiados. Poco después de la muerte de su mujer Ángeles, a la que adoraba, la definió de la manera más bonita que he escuchado jamás:
La mejor mitad de mi mismo


Y al final, sin proponérmelo, he conseguido que mis palabras suenen a epitafio. Y no quiero que quede así.

Así que, desde aquí, maestro Delibes, quiero proponerle que, si usted quisiera, El Buen Salvaje se ofrecería gustoso a transcribir sus palabras, cuando los achaques de los que habla no le permitieran escribir.

Sería un honor, sería un placer y sería uno de los mejores y más valiosos trabajos que cualquier ser humano pudiera realizar sobre la Tierra.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Feliz Mesiversario

Hago un pequeño paréntesis en la narración del cuento La prueba del rey para comentar que hoy hace un mes que Mi Salvaje Hija nació, concretamente el 17 de septiembre:


Le pusimos de nombre Icíar, castellanizando el nombre vasco (sin ningún tipo de connotación política). Algunos lo traducen como "aquella que ama profundamente el mar", otros dicen que significa "Luz de mar" y los lingüistas más eruditos afirman que quiere decir "Acantilado junto al mar".

El Buen Salvaje dice que, en todo caso, es un santuario precioso, que posee una de las tallas de la Virgen más antiguas del País Vasco, datada en el siglo XIII, adornado por una escultura de Oteiza, dedicada a la maternidad, situada a las afueras de la iglesia.

(Por cierto, y hablando de Oteiza, algún día tendré que comentar algo sobre esa maravillosa casa-museo de este genial artista, diseñada caprichosamente por el también genial arquitecto Sáenz de Oiza, situada en la maravillosa localidad de Alzuza, a tan sólo unos pocos kilómetros de Pamplona)

En fin, ¿qué puede contar El Buen Salvaje que no se haya contado ya sobre los hijos? pues que parece que haya pasado un año ya. La sensación de montaña rusa emocional es constante. A veces me siento el mejor padre del mundo, cuando logro calmarla y que descanse en mi brazo...


Y otras me siento fatal, como la peor basura de este mundo, por ser incapaz de librarle del sufrimiento que les produce a los bebés tener el famoso cólico del lactante. Desesperante es el llanto de Mi Salvaje Hija cuando le duele la tripa.

Pero, después de alguna que otra noche larga y tormentosa, compensa todos los esfuerzos nocturnos contemplar la placidez que dan las siguientes escenas matinales:




Me parecen ya tan característicos todos sus gestos... ¡y sólo ha pasado un mes! ¿ya dije que tener un hijo/a es lo mejor del mundo? pues me reafirmo, pero ahora con conocimiento de causa.

Orgulloso que estoy de Mi Salvaje Hija, que ya demuestra maneras de ser una auténtica salvaje...


Y también deseo agradecerle desde este blog a Mi Salvaje Esposa todo el amor y el cariño que me da, y que me ha dado, concediéndome el honor de ser el padre de este precioso ser humano.


PD: Deseo felicitar desde aquí también a todas las madres que no recurren al aborto para huir de sus responsabilidades o de una carga con la que no quieren cargar. Su esfuerzo para defender los Derechos Humanos es encomiable. En concreto, para defender el artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que reza de la siguiente manera:

Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

Ojala su ejemplo cunda entre nuestros dirigentes y recapaciten acerca de esa auténtica sentencia de pena de muerte que constituye el aborto.

martes, 16 de octubre de 2007

La prueba del rey (3er. FRAGMENTO)


Querido pueblo,


No ha habido día en mi vida en el que no haya dado gracias a los dioses por permitirme ver el día de hoy. Por dejarme contemplar a mi pueblo, que goza de paz y buenas cosechas, repleto de la gloria que ha alcanzado incluso fuera de nuestras fronteras, gracias al justo y valiente rey que ha sido mi padre.

El niño guerrero que late en mi corazón desde que tengo edad para blandir una lanza, hoy debe convertirse en un hombre.

Para guiaros con justicia y fortaleza de espíritu, abriéndoos el camino del futuro tan sabiamente como mi padre, debo afrontar esta última gran prueba.

Os ruego que recéis con fuerza a los dioses, para que me otorguen los dones que les otorgaron a mis antepasados, para que mi fe en vosotros nunca flaquee y así poder guiaros a las posiciones más altas de grandeza, esplendor, grandiosidad y fuerza, con las que se merece relacionarse nuestro gran pueblo.

¡QUETZALCOATL! ¡Que tu nombre sea respetado siempre por este, tu pueblo amado: el valeroso pueblo de los Itzaes!
¡QUETZALCOATL! ¡Abanícanos suavemente con tus plumas, para que seamos un huracán en las batallas!
¡QUETZALCOATL! ¡Roza con tu lengua nuestros campos, para que los cultivos nunca se sequen!
¡QUETZALCOATL! ¡Cuida de que el nombre de Itzaes sea recordado siempre con respeto!"


martes, 9 de octubre de 2007

La prueba del rey (2º FRAGMENTO)

He llegado a la cima, donde me esperaban los sacerdotes para bendecirme y ungirme con los aceites sagrados. Uno de ellos inicia una danza sagrada para atraer la atención de nuestros dioses, a veces esquivos y algo perezosos para atender las peticiones de los hombres.

Desde aquí arriba contemplo entera nuestra gloriosa ciudad, con el estadio para practicar el juego de pelota a un lado y el observatorio al otro. La selva nos abraza, todo alrededor, con su impenetrable manto verde. La capa del Rey, mi padre, me cubre los hombros, protegiéndome así de los malos espíritus y del sol, que cae implacable durante el equinoccio.

Terminado el baile del sacerdote, es mi deber dirigir unas palabras a mi pueblo. La sombra de la Serpiente Emplumada desciende rápidamente por el noroeste, recordándome que debo ser breve, ya que tengo que entrar en la pirámide antes de que llegue al suelo. Les muestro a los Itzaes el bastón de mando, que porto en mi mano derecha, y prorrumpen en una algarabía ensordecedora, mezclando exclamaciones de euforia y de ánimo. Levanto el otro brazo y pido silencio.

jueves, 4 de octubre de 2007

La prueba del rey (1er. FRAGMENTO)

Mi pueblo espera que supere en grandeza a todos mis antepasados.

Tengo miedo, pero no lo demuestro. Un príncipe no puede dejar que su debilidad salga a la luz ante sus súbditos. Su fuerza da fuerza a su pueblo. Sus palabras, inspiradas por los mismísimo dioses, se convierten en ley en cuanto son pronunciadas.

Todos estos años de preparación, de sacrificio, de ejercicio de la voluntad y del cuerpo... Hace mucho tiempo que espero con paciencia este momento. El poderoso rey que ha sido mi padre, durante más de quince solsticios, me cederá hoy el trono a mí, su único hijo.

Pero antes tengo que alcanzar la dignidad del puesto que me corresponde, como príncipe heredero: hoy tengo que convertirme en un hombre.

Todo el pueblo de los "Itzaes", mi pueblo, asiste a la ceremonia de preparación en un respetuoso silencio, inundando la explanada con su presencia.

La gran pirámide escalonada de Kukulcán me espera, erigiéndose imponente sobre la sagrada ciudad de Chichen Itzá ("Boca del pozo de los Itzaes"), atesorando mi destino en su interior.

Inicio mi ascensión al templo con decisión y poso un pié sobre el primer escalón: Mi reinado está a punto de comenzar.


Nota del autor: Acabo de enterarme de que esta gran pirámide, erigida por los antepasados de los mexicanos, ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad y, por lo tanto, cerrada al público.

Cuando la visité, a finales de 2004, tuve el privilegio de subir a lo alto por aquellas escarpadas escaleras. y, ya arriba, descubrí que padezco vértigo. Vaya momento para darme cuenta.

La bajada fue dura y peligrosa, debido a los mareos propios de esta dolencia, pero mereció la pena la espectacular vista de la selva que contemplé allá arriba, en lo que me pareció uno de los techos del mundo.