viernes, 15 de junio de 2007

Los 7 sabios (cinematográficos) del siglo XX

1. Yoda
Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes.
El más grande, el único, el maestro de maestros.

Murió a los 900 años de edad, pero volvió en forma espectral para guiarnos con su sabiduría milenaria. Trajo la luz en un momento de máxima oscuridad del siglo XX (finales de los 70 y principios de los 80).

Cualquier buen salvaje que se precie, debe tenerle como modelo y mentor. Todas y cada una de sus palabras nos muestran el sentido de la vida más profundo. Su sabiduría se recoge fundamentalmente en la saga fílmica de La guerra de las galaxias (1977) y en sus estelares apariciones en la segunda parte de la historia (que, en realidad, es la primera ¡qué follón!) y que, dicho sea de paso, sin su participación esta "segunda parte" (que es la "primera") no hubiera valido un pimiento.


2. Miyagi San (Pat Morita)
Dar sera, pulir sera.
Otro de los que nos hizo ver la luz en los años 80. Después de revelarse al mundo en la película Karate kid (1984), ningún panoli se volvió a sentir indefenso ante los clásicos abusones escolares.

Gran pensador oriental, su debilidad eran los tolilis. Tolili que conocía, tolili al que ayudaba a salir adelante.

Como le ocurrió a Yoda, sus siguientes apariciones fueron desaprovechadas por los absurdos argumentos con que rodeaban su inagotable sabiduría y su tranquilizadora presencia. Nos dio una de las lecciones que nadie debería olvidar nunca: nos enseñó a pronunciar, en correcto castellano, la palabra “karate”, sin acento en la primera “a” (luego se incluyó, ya con acento, en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).


3. Los hermanos Marx
- ¿Es usted un hombre o un ratón?
- Ponga ahí delante un trozo de queso y lo comprobará.
Sí, puede que Groucho fuera la cabeza pensante de este triunvirato, pero los otros dos no le hacían ni puñetero caso.

Para la memoria quedan un bigote pintado con betún negro, una enorme nariz bajo un sombrero inexplicable y una bocina recalcitrante, símbolos de su triple sapiencia. Dos hermanos más, Gummo y Zeppo, se perdieron por el camino. Hubiera sido demasiado para el mundo tantos hermanos Marx juntos ¡qué desmadre!

Nos dejaron una serie de grandes lecciones: Como meter una multitud en un camarote, como tocar el piano sin que parezca que se toca el piano, como volver loca a un ricachona, como conquistar a una mujer (o a varias a la vez) aunque parezca que la insultas continuamente, etc...


4. Teniente Grissom (CSI)
¿Por qué le habrá dado en la cabeza con la parte plana del martillo, pudiendo darle con la parte de atrás, que es más destructiva?
Con esta sencilla pregunta se resume toda la genialidad de este gran sabio.

Lo sabe todo de este mundo. Su mente analítica sabe la respuesta a todos los enigmas y es un experto en todas las materias. Ninguna disciplina humana escapa a su mente prodigiosa. Aunque haya sido conocido ya entrado el siglo XXI, por sus pintas se diría surgido de los años 90: ese peinado casposo, esas chupas de ante graso, esas gafas grandes e inquisidoras, que sólo se coloca para pensar...

Un reivindicador del Hombre Renacentista. El sucesor de Leonardo Da Vinci.

5. Supercoco
Arriba... abajooooo... ¡cerca!... lejooooooooooos...
Con su color azul como preferencia personal (todos los teleñecos tenían un color que les diferenciaba del resto), se empeñó en enseñarnos desde pequeñitos los misterios de las tres dimensiones.

Luego descubrimos que, lo que tan claramente explicaba Supercoco, en EGB significaba aprenderse que las coordenadas X, Y, Z iban unidas a incomprensibles ecuaciones, convirtiendo así el aprendizaje en un rollo macabeo. ¡Ay, si todos hubiéramos tenido un Supercoco en clase de matemáticas!

Un sencillo genio para gente sencilla.


6. Jeffrey Lebowsky, el Nota
Eran nihilistas, tío. No paraban de decir que no creían en nada.
Su obra filosófica se ve resumida en la película de los hermanos Coen (otros ilustres hermanos) llamada El gran Lebowsky (1998), que podríamos resumir como “recoge todo lo que te entre por las orejas, saca conclusiones absurdas y mézclalo todo en tu siguiente frase".

Filosóficamente simple y con una pinta absolutamente despreciable, se ve amigablemente acompañado por Donny ("no estás en tu elemento"), Walter ("has pisado la línea") y por el absolutamente inclasificable Jesús, ("nadie le toca lo' huevo' a Jesú"), del que cuenta la leyenda que fue su maestro.




7. Hrundi V. Bakshi (Peter Sellers)
- En mi país hay un dicho...
- ¿Sí?
- Sí.
- ¿Y?
- ¿”Y”, qué?
- Pues qué cómo es el dicho...
- Ah, eso. Pues dice así: “el corazón de los niños es puro pero la sabiduría es patrimonio de los viejos
- Y… (risa) ¿qué significa?
- No lo sé, pero le ha hecho dejar de llorar (risa ridícula).
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- ¿Usted sabe quién soy yo?
- En la India no preguntamos quiénes somos, ¡sabemos quién somos!
Me deja sin palabras. Nunca supe cuando terminaba Peter Sellers y empezaba Hrundi V. Bakshi. No creo ni que él mismo lo supiera. Toda su sabiduría se condensó en una irrepetible e insuperable película, El Guateque (1968), film que es imprescindible ver unas doce veces cada año.


En fin, muchos otros podría poner, pero creo que estos son los imprescindibles para comprender el siglo XX y espero que el siglo XXI nos dé más sabios como estos.

Juzguen ustedes.

1 comentario:

la-filistea dijo...

Jaaaaaaaaaa!! no pues sí muuuy sabios, es mas, el más sabio de todos es el de CSI.
Se las sabe todas.

Sin duda ahora soy mejor ser humano que ayer!