lunes, 8 de enero de 2007

Un gran fracaso mundial


"Retrato imperfecto"
2006








Cuando ya creíamos que la situación mundial no podía ir a peor, van y ahorcan a Sadam Hussein.

La faena comienza cuando el Homo Moderno OccidentalcOc, cual picador humillando al toro desde su caballo, invadió Irak con la mentira más tonta jamás contada: armas de destrucción masiva.

El Buen Salvaje (no por viejo, sino por diablo) sabía que lo que realmente se buscaba con esta contienda era enmendar el error que se cometió en la primera faena celebrada en el desierto de Irak, allá por el año 1991 (cuando la I guerra del golfo), y en la que los aliados no entraron a matar, ya que le convenía mucho más al Homo Moderno Occidental que se mataran entre ellos en esa zona (Irán, Irak, Afganistán, Siria, etc...). Hacerlo él mismo hubiera sido un desperdicio de recursos.

Como decía, durante la celebración e esta nueva faena, y conforme se iban retirando algunos compañeros de cuadrilla (el Homo Progresista, por ejemplo, fue de los primeros), la tarea de ponerle las banderillas al Clan Iraquí recayó sobre el Homo Dominator Estadounidensis, que logró detener por fin al tirano iraquí y llevarlo ante un tribunal, para que fuese juzgado por sus horripilantes actos.

Desde la barrera le vio el mundo entero, sentado en el banquillo de los acusados, humillado y herido, resoplando impotente ante sus jueces, incapaz de esconder una mirada en la que no había ni un ápice de inocencia.

Y por fin, en el amanecer del día 30 de diciembre del año 2006, habiendo sido condenado a morir partiéndole el cuello en la horca, el mundo occidental terminó la faena de la manera menos occidental posible: entró a matar, ahorcando al genocida.

Y el Homo Dominator Estadounidensis, con su jefe Bush a la cabeza, aplaude su muerte y saca a hombros a los jueces y verdugos, concediéndoles las dos orejas y el rabo.

Y el Homo Progresista, con gesto serio, desaprueba la ejecución de la sentencia, pero no ha levantado ni un sólo dedo para impedirla.

Y de entre la raza del Homo Periodista, todavía los había partidarios de la cadena perpetua, pero por razones completamente equivocadas: “así el genocida hubiera sufrido más la humillación y la derrota”, decían. Hay tanta crueldad en matar como en la voluntad de torturar, digo yo. Aunque esta pena hubiera sido la salida más honrosa de la justicia occidental. Es más, hubiera sido un gesto sublime, que hubiera dejado sin argumentos a los más radicales. El homo más primitivo mataba por un sí o por un no, pero el Homo Moderno ya no debería hacer estas burradas.

El resto de toros, de nombres guerra civil, hambre, terrorismo, odio y fundamentalismo, todos ellos mucho más difíciles de lidiar, tendrán que esperar una suerte más favorable, que algún lejano día llegará. A lo mejor los dioses del Homo Moderno autorizan a sus fieles a matarse entre sí, pero mi único Dios no lo permite: así demuestra su Grandeza y Majestad, y a su imagen y semejanza debemos actuar nosotros.

Como dijo Borges, uno de los grandes chamanes del siglo XX: “No nos comamos a los caníbales”.

3 comentarios:

Lynnsinhill dijo...

Interesante y experta manera de jugar con los homos y las faenas, taurinas o no, para explicar la evolución del proceso y muerte a Sadam que se inició en 1991.

Suenas gracioso, mordaz y certero.

Bye

... dijo...

Necesito engrasar mucho más mi maquinaria literaria para llegar a tener alguno de los adjetivos con los que me calificas, pero tus ánimos me dan fuerzas para continuar buscando la verdad por la pradera.

Muchas gracias por tus comentarios.

chüpetina dijo...

XD yo no lo hubiera explicado mejor!

y aunque torturar sea más cruel que matar, yo creo que alguno se lo merecería, sobre alguno de los jorges arbusto que hay por el mundo.