miércoles, 23 de mayo de 2007

Más Kapuscinski


Ahora dicen en Polonia, en un tono acusica, que mi idolatrado reportero
Ryszard Kapuscinski fue un espía comunista entre los años 1967 y 1972. Toma, claro. Como que para poder salir de la Polonia comunista tenías la obligación de firmar un documento de colaboración.

Pero Ryszard fue lo suficientemente inteligente como para no perjudicar a nadie con esta colaboración forzosa:

"Durante su cooperación ha demostrado mucha voluntad pero no ha suministrado ningún documento significativo", decían los informes de la policía política polaca.

Y digo yo: la mayoría de los abuelos alemanes actuales formaron parte de las juventudes hitlerianas. Hasta el actual Papa Benedicto XVI no tuvo más remedio que formar parte de este cuerpo militar y, en cuanto pudo, desertó. Y la mayoría de los abuelos españoles estuvieron a favor del dictador Franco. Y muchos niños de África son reclutados como soldados y a los 4 ó 5 años ya han matado a alguien.

¿Podemos acusar a todos los anteriores de ser malas personas? Me parece, cuando menos, precipitado.

Pero realmente El Buen Salvaje no quería hablar de esto.

Lo que quería comentar es que he terminado de leer El Imperio, libro que trata el alzamiento y caída de la ex-Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (ex-URSS) de una manera extraña. Como ya nos advierte su autor (el propio Ryszard) desde el principio el libro es un compendio de notas, apuntes, ensayos, etc... sin aparente orden cronológico pero que, puesto en conjunto, forma un preciso análisis de la idiosincrasia del pueblo ruso, que incluso nos ayuda a comprender la Rusia de ahora.

Ayer pensé que el señor Kapuscinski, además de ser un periodista excepcional, se ha adelantado a su tiempo. Este libro constituye el primer blog de la historia del periodismo bajo la forma de un libro de papel.

Cada capítulo (incluso cada párrafo) es una pequeña reflexión, una vivencia corta, una sensación rápida, un examen ligero, una opinión momentánea (pero con criterio), un pensamiento sencillo. Pero todos unidos constituyen un análisis completo y un conjunto sólido sobre un mismo tema. Y no sólo eso, sino que a lo largo del libro vamos descubriendo la forma de ser del autor, su personalidad.

Exactamente igual que los blogs actuales. Y es que este hombre era un genio de la comunicación.

Ahora devoraré, con el permiso de mi salvaje esposa, del siguiente libro que falta por leer de este insigne polaco: Viajes con Herodoto.

Y a disfrutar.

5 comentarios:

chüpetina dijo...

ejem, ejem, eso de que la mayoría de los abuelos estuvieron de parte de franco, va a ser que no.

lo que sí es cierto es que la mayoría no tuvieron posibilidad de elegir el bando en el que querían luchar. qué narices, ni siquiera tuvieron la opotunidad de elegir si querían luchar o no.

Álvaro dijo...

Recomiendo Ébano

... dijo...

Bienvenida, Chüpe. Últimamente te prodigas poco por la red y estoy honrado de que te pases por aquí periódicamente. Sí, por eso he puesto la mayoría y no todos. Porque no existía la opción de disentir: o estabas de acuerdo con el régimen de Franco, o te encarcelaban, condenaban a pena de muerte o te tenías que exiliar.

Ébano es un grandísimo ejercicio de análisis digno de un experto explorador de almas como era Kapuscinski, Álvaro.

Shikilla dijo...

Totalmente de acuerdo contigo en que era un genio de la comunicación, no en balde ha sido considerado el mayor periodista del Siglo XX.

Algo que escasea en estos tiempos y que él tenía para dar y tomar era el sentido de la ética que debiera ser ejemplo para muchos periodistas de hoy.

Aprovecho para saludarte desde la ciudad donde el caballo de hierro que corre bajo tierra estrenó hace escasamente un mes sus madrugadas en vela, de momento el sábado únicamente es el día en que no cierra el metro en Barcelona.

Lynnsinhill dijo...

Yo me he leído Ébano, y hoy, justamente, me he quedado en la biblioteca intrigada con un ejemplar de "viajes con Heroto". La verdad es que con este hombre se aprende mucho, es de los últimos periodistas de antaño (viajado, de pluma impecable y cabeza de Rey sabio) lástima que nos dejara.